Contadores públicos, ayer y hoy

By: Estudio

21 septiembre, 2015

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contadores-publicos-2– Soy contador público igual que vos, muchacho – me dice Roberto guiñando el ojo, cuando le explico que antes de firmar un balance de un tercero lo debo auditar y eso lleva más tiempo.

– Dejé la profesión a finales de los 90 –me explica– cuando AFIP aún se llamaba DGI y me dediqué de lleno a una empresa constructora que tengo con unos socios, pero el contador se fue y tuve que terminar el balance yo.

– No lo tome a mal -le digo-, pero con más razón lo tengo que auditar, un error suyo no lo tengo que pagar yo.

– Te comprendo muchacho… – y la charla derivó en relatos de experiencias personales de su época y la mía.

– Después de tantos años tuve que ver volver a agarrar el lápiz, soy de la vieja escuela sabes…, la computación no es para mí, cuando la DGI comenzó con esto de los aplicativos y los «disquetes», mi hija se encargaba de eso, pero ella se fue a probar suerte a España y se quedó trabajando allá, por eso cerré el Estudio.

– Seguramente le irá mejor que acá, verdad? – le pregunto.

– En España ella es “contable” porque así llaman a los contadores allá. Al principio le costó porque tuvo que revalidar el título justo en el momento que comenzó a circular el Euro allá por el 2002, pero después se adaptó rápido.

– Supongo que la contabilidad será igual que acá – le respondo con una sonrisa cómplice.

– Al menos es más ordenado – me cuenta -, las reglas son más claras, no como acá que tenés sorpresas todos los días porque salen nuevas disposiciones. Pero para Uds. la nueva generación, hoy es más fácil, pueden hacerlo todo por Internet..

– No se crea… – lo interrumpo – a eso hay que sumar que la conexión no es buena, que la página de la AFIP se cuelga o que no es compatible… si hasta hay colegas que tuvieron que cambiar la compu para poder trabajar… uno termina sabiendo más de computación que de contabilidad.

– Jaja… entonces estás de mi lado… la única diferencia es que yo me bajé antes…

– Todo sea por la profesión, sarna con gusto no pica, dicen…

– Bueno muchacho, cuánto me vas a cobrar entonces?

– Lo estudio y le mando el presupuesto por email Roberto.

– Mmm… mejor por teléfono, te dije que no me llevo bien con la computadora?